A todos nos gusta tener un cálculo mental ágil y por supuesto queremos que nuestros niños y adolescentes también lo tengan. Parece que es una herramienta que se va adquiriendo casi sin querer pero si no la trabajamos, no llegamos a cogerle ese toque especial que tienen aquellos que no les importa enfrentarse a cualquier tipo de cuenta, de manera mental, sin papeles, les lleve el tiempo que les lleve.
Sí, aunque cueste creerlo, hay gente que disfruta retándose a ellos mismos ante una operación matemática, intentando resolverla lo más rápidamente posible y lo dicho, esto no es porque innatamente lo hayan adquirido, es porque han trabajado sobre ello.
Cuando hablo de trabajar, no me refiero a infructuosas tardes de cuentas, o infinitas explicaciones matemáticas, me refiero a juegos, a recursos, a curiosidad. Aún me acuerdo de pequeña, jugando con las monedas que sacaba de la hucha. Me gustaba cogerlas todas y hacer filas de uno, de dos, de tres,.., y ver en cada una de ellas cuantos me sobraban o si podía hacer la fila exacta. Sin quererlo ni mucho menos saberlo, estaba trabajando la divisibilidad de un número, y quizá no inmediatamente pero estoy convencida de que esos juegos con monedas, me han ayudado a saber visualizar las matemáticas, los números.
Pues bien, bajo mi punto de vista, son este tipo de juegos y de curiosidades las que hacen que un niño tenga más o menos destreza con el cálculo mental.
Ahora bien, lo que muchos estáis pensando, pero si mi niño no es tan “friki” y no alinea monedas, ¿qué hago? Pues bueno, lo que tenemos que hacer es enseñarles a ver lo útiles que algunas herramientas pueden ser en el cálculo, para que vean lo interesante de usarlas, y de ahí el nombre del blog de hoy, “y juntos suman 10”.
Parece obvio pero no lo es para un niño el qué si tengo que hacer una suma con varios sumandos, siempre es más fácil juntar primero los que me van a dar un número redondo, por ejemplo 10. Me explico. Si tengo que sumar 6 + 9 + 4, la lógica o la picaresca, me lleva a juntar primero el 6 con el 4 para tener un 10 y luego ya le añado el 9. Porque claro, siempre es más fácil sumarle el 9 al 10 que al 6. Pues bien, esto un niño, de buenas a primeras no lo ve. Lo que él hace en una suma de varios sumandos, es juntarlos en el orden en el que vienen, invirtiendo por ello, mucho más tiempo de lo que nos cuesta a nosotros.
¿Cómo consigo que el niño vea esto? Demostrándole que la operación se hace mucho más rápido, que por tanto no necesito emplear tanto tiempo y que además casi siempre me sale bien a la primera. Si el niño ve que esto es así, sin duda lo usará.
Una vez que estamos en el momento en el que él ve que es algo realmente útil, hay que ayudarle a reconocer que números al juntarlos dan 10 y esto una vez más, lo haremos mediante el juego. De esta manera el niño casi sin querer aprenderá a identificarlos y luego lo podrá aplicar en su estrategia.
Por experiencia os digo, que es muy interesante ver la evolución de un niño que no usaba estrategias y que poco a poco se va haciendo con ellas y las hace suyas es decir, las utiliza sin que nadie se lo diga porque ve que es lo mejor, pasa de ser un niño regular en el cálculo, a uno muy bueno, y su satisfacción es tal, que él mismo acaba pidiendo más herramientas.
Hoy os he nombrado la de los números que juntos suman 10, pero también hay que enseñarles a ver que si 2 +2 son 4, 20 +20 son 40 y 200 + 200 son 400, o que si estoy haciendo una resta y tengo que ver cuantas van de un número al inmediatamente anterior pero de la siguiente decena, siempre son 9, del 5 al 14 van 9, del 18 al 27 van 9 del 68 al 77, van 9. En fin, multitud de herramientas que de primeras no ven, pero que en cuanto las utilizan y reconocen su utilidad, son las que les hacen destacar en el cálculo mental.
Silvia Carrera Sanjuan
Hábitos de Estudio